Ocupar más tiempo lamentándonos por los problemas que disfrutando de todas nuestras bendiciones, desmejora nuestro bienestar personal. ¿Qué tal si en lugar de pasar largas horas pensando en alguna situación que nos agobia, la enfrentamos analizando sus posibles soluciones y tratamos de resolverla de la mejor manera? Tampoco olvidemos que algunos problemas tienen solución, otros no; por lo tanto, aquéllos cuyo arreglo no está en nuestras manos lo mejor es ponerlos en las manos de Dios
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